domingo, 23 de octubre de 2011

El efecto pigmalión en la escuela

El poder de las expecttivas de ha revelado a lo largo de los tiempos como un efectivo mecanismo endógeno o exógeno de persuasión sobre la posibilidad de alcanzar metas, a menudo de difícil alcance.

La tendencia es relacionar este efecto con resultados positivos: batir marcas deportivas, amasar grandes fortunas, alcanzar objetivos políticos o militares o hacer progresar a la sociedad en el campo científico-tecnológico.

La vertiente negativa no cuenta con el mismo grado de difusión, en tanto que tiene menor repercusión social. La escuela es un microcosmos propicio para evaluar tanto los efectos beneficiosos como los perniciosos del efecto pigmalión por la riqueza y variedad de individuos y estímulos que cohabitan.

En algún momento u otro de nuestra vida académica, todos hemos formado parte del "peor grupo del colegio", o hemos sido tachados de ineptos en algún área que la que no destacábamos por tener un gran rendimiento. En otras ocasiones, la fama por ser un alumno brillante, un amigo socialmente bien valorado entre sus iguales o nuestras prestaciones deportivas, nos ha precedido.

Tanto a nivel epistemológico como a nivel experiencial, se puede afirmar taxativamente que los estímulos negativos suelen ser menos efectivos que los positivos, constituyéndose en ocasiones como agentes perniciosos para el desarrollo de la persona o para la consecución del objetivo propuesto.

La escuela, marca en ocasiones a fuego los roles que ejerceremos como adultos, ser "el listo", "el gracioso" o "el gafotas" predispone en la vida adulta a ejercer determinados roles, alcanzar determinadas cotas de autoconcepto y diferentes niveles de felicidad.

Nota: El efecto pigmalión me ha interesado mucho también porque viene de un antiguo mito griego, si hay interés por el tema lo explicaré ya que opino que a nivel de escuela, este efecto tiene gran importancia.

3 comentarios:

  1. Desde luego, el efecto del que hablas Ángela, parece más que interesante, pero ¿sinceramente crees que somos por lo que fuimos en la escuela?, está claro que ello, como nos puedan tratar y como nos tratemos nosotros mismos va a marcar de algún modo nuestro devenir, pero, existen otros lugares donde no nos llamarán el listo o el tonto, aun perteneciendo a grupos como la familia o tu grupo deportivo....Desde luego que existe ese efecto pigmalión, pero a mi modo de ver, desde numerosos ámbitos.

    Por cierto, un post muy interesante González

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  2. Opino como Marcos, pienso que no tiene porque marcar tu futuro lo que sucediera en la escuela, al menos no tras tantos años de vivencias muy distintas.
    Ha habido una frase muy interesante en tu post,
    "...se puede afirmar taxativamente que los estímulos negativos suelen ser menos efectivos que los positivos..."
    Al igual que los estímulos, considero que los castigos no son beneficiosos para una conducta, tanto adulta, cuanto ni más para la de un niño.
    Recuerdo como en las clases de Educación Física, al último o al equipo perdedor les hacían hacer abdominales... ¿por qué son los abdominales un castigo?¿Esto te influye para verlos de manera negativa?

    Pasar por mi blog. Volvereis :)

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  3. Podríamos decir, que en mayor o menor medida este efecto se produce. Sin negar el hecho de que la familia sería un ámbito que estudiar porque se supone que nos ofrecen más estímulos buenos que malos. Pero yo pienso que en la escuela si que es un ámbito muy propenso a esto, por lo menos por lo que yo he podido vivir. Eso sí, recomiendo que veaís de donde viene este efecto, es muy curioso! Graciass

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